¿Se puede predecir la evolución de las especies?
¿Cómo seremos dentro de 10.000 años? ¿Y de 500.000?
Con el paso del tiempo, las especies como los humanos van sufriendo cambios en su material génetico, y a esto es a lo que conocemos como evolución.
La base de la evolución está en los genes, que son los responsables de las características que han sido heredadas por los organismos.
Para explicar la evolución, Charles Darwin propuso la teoría de la selección natural, cuya idea principal sostiene que las especies que se adapten a su medio sobrevivirán y las que no acabarán desapareciendo.
Gracias a diversos avances científicos podemos saber cómo han evolucionado distintas especies a lo largo de la historia. Pero... ¿podemos saber cómo van a ser en el futuro?
Un grupo de la Universidad de Princeton publicó un resultado que sugería que conociendo la genética de una especie y las condiciones ambientales que influyen en ciertos genes, se puede predecir el patrón evolutivo controlado por dichas condiciones ambientales. Esto daría lugar a que, al menos en ciertos casos, la evolución fuera predecible.
Los investigadores tomaron muestras de secuencias de ADN de 29 especies de insectos que tenían un parentesco lejano. De estas especies, catorce desarrollaron evolutivamente características prácticamente idénticas debidas a influencias externas, ya que se alimentaban de plantas que producían la misma clase de toxinas.
Los insectos estudiados variaban desde especies como las mariposas hasta pulgones o escarabajos, y aunque algunas de ellas fueron separadas hace 300 millones de años, han sufrido cambios bastante parecidos en una proteína clave de la bomba sodio-potasio, que está situada en la membrana celular y regula la relación entre el sodio y el potasio de la célula y del exterior.
Esto nos demuestra que, estudiando cómo evoluciona una especie, podemos predecir cómo evolucionará otra ante el mismo agente que produce la evolución (siempre y cuando las especies tengan cierto parentesco).
Ahora nos vamos a centrar en la especie más cercana a nosotros: el ser humano.
El divulgador científico Robert Clarke afirma que en el futuro todos seremos macrocéfalos y que “tendremos un cerebro más grande, con una frente y capas corticales más amplias”, por lo que nuestra cabeza tendrá un mayor tamaño.
Muchos investigadores creen que en el futuro, los humanos no tendrán ciertas estructuras que han perdido su función o que causan más problemas de los que resuelven, como por ejemplo las amígdalas, las muelas del juicio, el coxis y el apéndice.
El antropólogo evolutivo Cadell Last declaró que en el año 2050 los humanos viviremos unos cuarenta años más que ahora, y tendremos menos hijos y en edades mucho más avanzadas, además de que nuestra capacidad cerebral aumentará.
Sin embargo, algunos científicos sostienen que la tecnología interferirá en nuestro proceso evolutivo, lo que nos acabaría haciendo dueños de nuestra propia evolución. De hecho, el filósofo Nick Bostrom afirma que el transhumanismo (aumento de nuestras capacidades físicas e intelectuales) ya está en marcha. Un ejemplo de esto son los marcapasos, prótesis e implantes oculares y cerebrales, que ya se utilizan en la actualidad.
Finalmente, aquí os dejo un vídeo muy interesante que trata sobre este tema, ¡espero que os guste!
Con el paso del tiempo, las especies como los humanos van sufriendo cambios en su material génetico, y a esto es a lo que conocemos como evolución.
La base de la evolución está en los genes, que son los responsables de las características que han sido heredadas por los organismos.
Para explicar la evolución, Charles Darwin propuso la teoría de la selección natural, cuya idea principal sostiene que las especies que se adapten a su medio sobrevivirán y las que no acabarán desapareciendo.
Gracias a diversos avances científicos podemos saber cómo han evolucionado distintas especies a lo largo de la historia. Pero... ¿podemos saber cómo van a ser en el futuro?
Un grupo de la Universidad de Princeton publicó un resultado que sugería que conociendo la genética de una especie y las condiciones ambientales que influyen en ciertos genes, se puede predecir el patrón evolutivo controlado por dichas condiciones ambientales. Esto daría lugar a que, al menos en ciertos casos, la evolución fuera predecible.
Los investigadores tomaron muestras de secuencias de ADN de 29 especies de insectos que tenían un parentesco lejano. De estas especies, catorce desarrollaron evolutivamente características prácticamente idénticas debidas a influencias externas, ya que se alimentaban de plantas que producían la misma clase de toxinas.
Los insectos estudiados variaban desde especies como las mariposas hasta pulgones o escarabajos, y aunque algunas de ellas fueron separadas hace 300 millones de años, han sufrido cambios bastante parecidos en una proteína clave de la bomba sodio-potasio, que está situada en la membrana celular y regula la relación entre el sodio y el potasio de la célula y del exterior.
Esto nos demuestra que, estudiando cómo evoluciona una especie, podemos predecir cómo evolucionará otra ante el mismo agente que produce la evolución (siempre y cuando las especies tengan cierto parentesco).
Ahora nos vamos a centrar en la especie más cercana a nosotros: el ser humano.
El divulgador científico Robert Clarke afirma que en el futuro todos seremos macrocéfalos y que “tendremos un cerebro más grande, con una frente y capas corticales más amplias”, por lo que nuestra cabeza tendrá un mayor tamaño.
Muchos investigadores creen que en el futuro, los humanos no tendrán ciertas estructuras que han perdido su función o que causan más problemas de los que resuelven, como por ejemplo las amígdalas, las muelas del juicio, el coxis y el apéndice.
El coxis, lo que queda de una primigenia cola. |
El antropólogo evolutivo Cadell Last declaró que en el año 2050 los humanos viviremos unos cuarenta años más que ahora, y tendremos menos hijos y en edades mucho más avanzadas, además de que nuestra capacidad cerebral aumentará.
Sin embargo, algunos científicos sostienen que la tecnología interferirá en nuestro proceso evolutivo, lo que nos acabaría haciendo dueños de nuestra propia evolución. De hecho, el filósofo Nick Bostrom afirma que el transhumanismo (aumento de nuestras capacidades físicas e intelectuales) ya está en marcha. Un ejemplo de esto son los marcapasos, prótesis e implantes oculares y cerebrales, que ya se utilizan en la actualidad.
Finalmente, aquí os dejo un vídeo muy interesante que trata sobre este tema, ¡espero que os guste!
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